HABITAR EN EL GRABADO
“A veces, en nuestras vidas,
“A veces, en nuestras vidas,
los silencios son más elocuentes
que las palabras”
Esto, en cierta manera, ocurre al contemplar la obra de Eva Poyato, o eso me parece a mí ante su obra gráfica más reciente, realizadas mediante xilografía, punta seca y collage, a finales de 2006 y durante 2007.
Podemos decir que los protagonistas de sus composiciones son edificaciones, singulares casas que aparecen aisladas o en parejas, algunas con puertas, otras con ventanas, o chimeneas, o escaleras, atributos que las individualizan y las convierten en auténticos personajes.
Estos personajes, es decir, cada casa-imagen toma fuerza al ocupar de forma decidida el espacio, sin respetar las normas convencionales, ya que su mundo es otro, es propio, es inventado. Sus casas no siguen leyes; se asientan sobre trazos de color o flotan sobre abismos negros o bien se proyectan en rededor mediante rayos, letras, sombras de plata…
Y es precisamente este espacio, sin contexto, sin tiempo, sin color, el que se convierte también él, en protagonista. El vacío, el blanco, la textura del papel, se convierten en el mejor aliado de Eva Poyato, en algo tan elocuente como lo representado, en la atmósfera ideal para empezar una narración.
Contemplamos obras abiertas, sin límites, que no imponen, simplemente sugieren. En cada una de estas piezas hay una historia no escrita, aún por contar o tal vez por suceder. Cada una de ellas, es una casa de sueños construida con mimo por la especial arquitecta, la cual nos invita a descubrir sus misterios. Las casas, se convierten a su vez en anfitrionas que esperan a sus moradores, que nos esperan para descubrir su sosiego y llenarlo con nuestra vida, con nuestra música y esencia y con ello hacer que cada obra sea muchas obras, única y diferente para cada uno de nosotros.
Eva nos permite habitar en un espacio limpio, callado, habitar como ella lo hace en el grabado.
Pedro Galilea
12.09.2007
Esto, en cierta manera, ocurre al contemplar la obra de Eva Poyato, o eso me parece a mí ante su obra gráfica más reciente, realizadas mediante xilografía, punta seca y collage, a finales de 2006 y durante 2007.
Podemos decir que los protagonistas de sus composiciones son edificaciones, singulares casas que aparecen aisladas o en parejas, algunas con puertas, otras con ventanas, o chimeneas, o escaleras, atributos que las individualizan y las convierten en auténticos personajes.
Estos personajes, es decir, cada casa-imagen toma fuerza al ocupar de forma decidida el espacio, sin respetar las normas convencionales, ya que su mundo es otro, es propio, es inventado. Sus casas no siguen leyes; se asientan sobre trazos de color o flotan sobre abismos negros o bien se proyectan en rededor mediante rayos, letras, sombras de plata…
Y es precisamente este espacio, sin contexto, sin tiempo, sin color, el que se convierte también él, en protagonista. El vacío, el blanco, la textura del papel, se convierten en el mejor aliado de Eva Poyato, en algo tan elocuente como lo representado, en la atmósfera ideal para empezar una narración.
Contemplamos obras abiertas, sin límites, que no imponen, simplemente sugieren. En cada una de estas piezas hay una historia no escrita, aún por contar o tal vez por suceder. Cada una de ellas, es una casa de sueños construida con mimo por la especial arquitecta, la cual nos invita a descubrir sus misterios. Las casas, se convierten a su vez en anfitrionas que esperan a sus moradores, que nos esperan para descubrir su sosiego y llenarlo con nuestra vida, con nuestra música y esencia y con ello hacer que cada obra sea muchas obras, única y diferente para cada uno de nosotros.
Eva nos permite habitar en un espacio limpio, callado, habitar como ella lo hace en el grabado.
Pedro Galilea
12.09.2007
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